A medida que subíamos la colina, las colinas de San Francisco cada vez era más nuestras y la niebla era más densa…
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Christimas Tree Point Road, una de las mejores colinas de San Francisco
Buscábamos la mejor vista de la ciudad en un viaje que estaba llegando a su fin. Y para hacerlo, nos dirigimos a la cima de Christmas Tree Point Road en la colina de Twin Peaks.
El Mustang una vez mas respondió a la perfección en una cuesta serpenteante, esta vez abriéndose camino entre la opacidad de la niebla.
En la cima no había nadie, solo nosotros y nuestro Mustang color plata, que aparcamos justo al borde de la barandilla que nos separaba del precipicio.
Y fue ahí cuando levantamos la vista y divisamos la ciudad perfectamente. Y es que la niebla, no quería privarnos de una última vista.
Poco a poco, la niebla se fue diluyendo, dejándonos ver el gran puente y la mezcla elegante de edificios altos con casas pintadas de atardecer.
Un momento único en las colinas de San Francisco
Salimos del coche para fotografiar el momento y a nosotros dentro de él. El viento azotaba con fuerza. El interior hermético del Mustang no nos avisó de ello. Apenas podíamos mantenernos de pie.
El sonido que relaciono con esa barandilla eran nuestras risas.
El viaje había sido increíble y nos íbamos a llevar en la maleta un frasco por cada día que pasara hasta nuestro siguiente viaje.
Cada noche, en la terraza de casa, abriríamos un frasco y nos rociaríamos con todas y cada una de las experiencias que habíamos vivido aquí y en todos los parajes de este viaje. Esos frascos y la música saciaría nuestras ansias de viaje hasta el próximo.
Al lado nuestro en aquella colina de San Francisco, inexplicablemente el trípode del viajero que acababa de llegar no se movía ni un milímetro a pesar del viento feroz.
Decidimos seguir admirando el paisaje dentro del coche, haciéndonos mil y una fotografías. Nuestras miradas se cruzaron. Ambas reflejaban el saber que el viaje había salido redondo, reflejaban el convencimiento de que la experiencia había sido inolvidable y la chispa de los ojos no transmitía otra cosa que la ilusión que ya comenzaba a aflorar por el siguiente viaje que ya empezaba a nacer en algún rincón de nuestra cabeza.
La niebla apareció de golpe de nuevo, diciéndonos adiós en nuestra bajada de esas colinas de San Francisco, camino de nuevo de la ciudad, para nuestra ultima noche en Estados Unidos.
El motor de nuestras vidas
Nos quedaron para siempre los recuerdos, esos frascos llenos de experiencias y las infinitas veces que luego volvimos… Y que volveremos.
Y es que… San Francisco es en definitiva amor y fue eso el ingrediente principal que nos llevamos en esos metafóricos frascos.
Esos frascos que desde entonces hemos ido rellenando en todos los lugares que hemos ido visitando.
Son nuestros tesoros mas preciados, el motor de nuestras vidas… Al igual que lo son nuestros viajes.
Sube el volumen y cuando vayas por vez primera a California, no te olvides de subir a las colinas de San Francisco.
Víctor Diego
Get your kicks on Viajes Road Trip USA
[…] desglosando esta inigualable ciudad en pequeñas porciones que nos parecieron tesoros. Si bien aquí os mostrábamos una de los lugares mas altos desde donde divisar la ciudad, aquí os […]